A pocas horas de que inicie de manera formal el Ciclo Escolar 2012-2013 me pregunto: ¿cómo serán mis nuevos alumnos?, ¿Cuáles son sus expectativas?, ¿cuáles son las expectativas de los padres de familia?, ¿qué espera la sociedad de nosotros los docentes?
Los anteriores cuestionamientos me hacen reflexionar sobre el papel tan medular que jugamos dentro de todo el Sistema Educativo. Me hace imaginar un engranaje en el que cada uno de los actores somos una pieza que mueve a nuestro país. Si una pieza no funciona, las otras se paralizan, el mecanismo no avanza. Lo mismo sucede en la escuela, cada uno de nosotros debe cumplir con la responsabilidad que le corresponde. Los directivos requieren una actitud de liderazgo para motivar a su comunidad escolar, los padres de familia deberán estar atentos al proceso educativo que sigue su hijo (a), estar pendientes de que lleguen a la escuela bien alimentados, aseados, con sus útiles completos, no dejar que se vayan solos y se hagan cargo de si mismos. No inscribirlos un día y olvidarse de ellos el resto del año.
Cada uno de nuestros alumnos acude a la escuela por diferentes razones, en la mayoría de los casos no es por gusto, (hay que admitirlo) pero de nosotros docentes depende que su estancia en la institución sea motivadora, placentera, divertida, trascendente. Cuando me pregunto qué es lo que la sociedad espera de nosotros, mi respuesta es simple: espera que saquemos adelante a México, desean con toda el alma que formemos a sus hijos como ciudadanos ejemplares, esperan que asumamos un verdadero compromiso. Porque ¿saben qué queridos compañeros?, si no lo hacemos nosotros, no lo va a hacer nadie. México nos necesita.
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