La inocencia de los niños contra las malas mañas de los padres.
Fíjese cómo me han sucedido las
cosas. Un día cualquiera puse un temario a mis alumnos para el examen de “Veracruz,
la entidad donde vivo”, junta tras junta, año tras año trato de hacer
conciencia en los padres de familia de que un examen es un instrumento que nos
indica qué tanto han avanzado nuestros alumnos así como para
retroalimentar nuestro trabajo. Los padres insisten en que sus hijos
deben sacar todos los aciertos, quieren un “diez”, aunque el tan aclamado
“diez” no siempre represente la excelencia, tristemente a veces representa deshonestidad.
Se preguntará por qué digo esto,
#FuertesDeclaraciones dirán en twitter. Le explico, durante la aplicación del
examen antes mencionado se acercó mi alumno “Juanito” a decirme lo siguiente:
- “Mire maestra lo que me dio mi
mamá” mientras me mostraba una hoja doblada de forma irregular.
-¿Qué es?
-"La hoja donde están todas las
respuestas del examen. El acordeón de mi mamá"
-¡Oh!, y ¿eso?
-“Mi mamá me dijo que si olvidaba
todas las respuestas podía consultar ahí.
-¡Vaya!
-También me dijo que si no podía
consultarlo en el salón saliera al baño y allá memorizara todas las respuestas
y regresara a contestar el examen.
-“Gracias por compartirlo conmigo”
-“Hay otra cosa, mi mamá me dijo
que cuidara que no me cacharan”
Una alumna que se acercaba
escuchó una parte del diálogo y dijo:
-“Yo también quería hacer trampa,
pero preferí contestar el examen yo sola, ya si me equivoco ni modo”
A lo que “Juanito” (a quién por
obvias razones decidí cambiarle el nombre) dijo:
-“Mira, yo con esa hoja si puedo
sacar diez, aunque la verdad si me aprendí todas las respuestas”
El diálogo continuó y platicamos
acerca de los valores como la honestidad, pero derivado de esta experiencia me
surgen muchas dudas que van más allá de la pertinencia de las formas de evaluación,
creo que van más encaminadas a lo que realmente quieren los padres de familia
para sus hijos. A lo largo de 11 años de trabajo
docente en turno matutino y vespertino he luchado contra los papás que les
hacen la tarea a los hijos creyendo que de esta manera los ayudarán en algo,
bajo este razonamiento supongo que piensan que si ellos se avientan a nadar a
la alberca más honda sus hijos serán unos excelentes nadadores, ¿no? Un día después del incidente del acordeón recibí una tarea elaborada por la mamá de Juanito. ¿Creerán que no nos damos cuenta de cuando la hace un adulto?, ¿por quién nos toman?, ¿creen que no conocemos la letra de nuestros alumnos, su forma de trabajo, incluso sus aciertos y sus errores? y peor aún, ayer en una de las tareas que revisé (elaborada por una mamá) escribe en el cuaderno de la niña que los límites del Estado de Veracruz son bardas y rejas. ¡Háganme el favor! Dejen que sus hijos se equivoquen, si nosotros no somos perfectos, ¿por qué pretender que los hijos si?
En el caso de educación
primaria durante cada bimestre se trabajan los contenidos propuestos por el
programa, un examen debería ser algo relativamente sencillo puesto
que concentra todo el trabajo realizado durante este periodo de tiempo, ejercicios
cotidianos que nos indican cuál es el nivel de aprovechamiento del alumno,
cuáles son los contenidos que no han quedado claros y de los cuáles habremos de
implementar una estrategia de mejora, pero… todos estos argumentos pareciera
que son basura para los papás, ellos no quieren que su hijo aprenda, quieren
que “saque diez”, y debo admitir que en ocasiones son cosas diferentes, a como
de lugar quieren el diez, con acordeones o memorizando como en este caso.
Como maestra y como ciudadana me cuesta trabajo imaginar a una
madre dando instrucciones claras para hacer trampa a su hijo de 7 años, por
otro lado valoro la inocencia y honestidad del niño de darme la famosa hoja de
respuestas, que por cierto, está incorrecta, los temarios son una mera guía
para orientar a los alumnos sobre lo que vendrá en el examen, no son preguntas
y respuestas textuales. ¿Me preocupan los ejemplos que reciben los alumnos en
casa, ¿contra qué luchamos los docentes?, es irónico que quieran que se les
fomenten valores cuando desde el hogar les enseñan a mentir. No puedo evitar sentir frustración cada que se presenta una situación de este tipo, pienso en el futuro de mis alumnos y en lo que pasará con ellos cuando se enfrenten al mundo laboral, ¿acaso aquellos padres que les hacen las tareas irán a trabajar por ellos? y discúlpenme si hago de un "simple acordeón" un alboroto, pero si desde pequeños enseñan a hacer trampa a los niños van a crecer con la idea de que es una forma de vida y algo que no tiene consecuencias, más tarde serán cosas mayores, tal vez esos niños cuando sean grandes ocupen un puesto político y sus padres les habrán enseñado que mentir está bien, tal vez acaben haciendo promesas a los demás ciudadanos que sabrán que no pueden cumplir, tal vez alguno de ellos decida ser médico cirujano y siga con la costumbre de memorizar respuestas sin importar si aprende o no, no quisiera saber que ese pequeño acordeón derivó en que el médico cirujano hizo trampa en sus exámenes durante toda la carrera y en realidad no pudo operar al paciente por algo que desconocía y se le murió, o tal vez que alguna persona inocente perdió su libertad porque el abogado también hizo trampa y no aprendió los procedimientos y no lo supo defender, o tal vez... tal vez...
Ejemplos hay muchos, podría escribir un libro con todos los "tal vez"; mientras yo quiero que mis alumnos se formen como buenos ciudadanos y logren resolver las situaciones a los que la vida los enfrente de manera exitosa, pareciera que los padres no, mientras yo creo en mis alumnos y en las capacidades que tienen, pareciera que sus papás creen que no pueden hacer nada.
Ojalá algún día lleguen a comprender el daño tan grande que pueden hacer, no nada más a sus hijos, a la sociedad entera.
Ejemplos hay muchos, podría escribir un libro con todos los "tal vez"; mientras yo quiero que mis alumnos se formen como buenos ciudadanos y logren resolver las situaciones a los que la vida los enfrente de manera exitosa, pareciera que los padres no, mientras yo creo en mis alumnos y en las capacidades que tienen, pareciera que sus papás creen que no pueden hacer nada.
Los padres de familia insisten en hacer las tareas de los niños, yo insisto en no calificarlas. |
Ojalá algún día lleguen a comprender el daño tan grande que pueden hacer, no nada más a sus hijos, a la sociedad entera.
Aleyda Gatell
Twitter, Instagram y Periscope: @aleydagatell